El duelo es una de las experiencias humanas más profundas, universales y, al mismo tiempo, personales. Aunque todos, en algún momento de la vida, enfrentamos la pérdida de alguien o algo significativo, pocas veces estamos preparados para transitar ese proceso emocional que puede resultar confuso, doloroso y prolongado. Desde la psicología, el duelo se reconoce como un proceso natural de adaptación, que requiere comprensión, tiempo y acompañamiento para ser atravesado de manera saludable.
¿Qué es el duelo?
En términos psicológicos, el duelo es la respuesta emocional, cognitiva, conductual y espiritual que experimentamos ante una pérdida significativa. Generalmente se asocia a la muerte de un ser querido, pero también puede surgir tras el fin de una relación afectiva, la pérdida de un empleo, un cambio drástico de vida, una enfermedad crónica, o incluso el abandono de un proyecto vital.
El duelo no es un trastorno ni un problema de salud mental, sino una respuesta natural que permite adaptarnos internamente a la pérdida. Implica reorganizar la vida sin aquello que se ha perdido, lo cual no significa olvidar, sino aprender a vivir de una manera distinta. A través del duelo, el ser humano resignifica su experiencia, acomoda la pérdida en su historia personal y reconstruye su sentido de vida.
La intensidad del duelo tiene relación directa con el vínculo que se tenía con lo perdido, el tipo de apego, las circunstancias de la pérdida y los recursos personales para afrontarla. También influye el contexto cultural, familiar y social que puede facilitar o dificultar la expresión del dolor.
Desde el punto de vista psicológico, el duelo activa muchas emociones intensas: tristeza, rabia, confusión, ansiedad, culpa o incluso alivio. Estos estados emocionales son respuestas normales al impacto de la pérdida, y no deben ser reprimidos ni juzgados.
El dolor del duelo no solo es emocional. Puede tener manifestaciones físicas como fatiga, insomnio, cambios en el apetito o síntomas psicosomáticos. También puede generar dificultades para concentrarse, pérdida de interés por las actividades diarias y una disminución en la motivación. Todo esto forma parte del proceso y no debe interpretarse como debilidad, sino como un ajuste profundo del organismo y la mente ante el vacío.
Etapas del duelo: una guía, no una regla
El modelo más conocido sobre el duelo es el de Elisabeth Kübler-Ross, quien propuso cinco etapas emocionales comunes: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Aunque estas fases no ocurren necesariamente en orden ni de forma lineal, pueden ayudar a comprender cómo el dolor se va transformando a lo largo del tiempo.
- Negación: es una reacción protectora ante la magnitud de la pérdida. Puede manifestarse como una sensación de irrealidad, desconexión emocional o una negación parcial de lo ocurrido.
- Ira: surge al tomar conciencia de la pérdida. Se manifiesta como enojo hacia uno mismo, hacia otros o incluso hacia la persona fallecida.
- Negociación: la persona intenta «negociar» con la realidad, fantaseando con formas de revertir lo ocurrido.
- Depresión: surge cuando la persona comienza a percibir la pérdida como definitiva y se enfrenta al peso de esa realidad. Se experimenta tristeza profunda, vacío y desesperanza.
- Aceptación: no significa estar feliz ni olvidar, sino lograr convivir con la ausencia y abrirse a reconstruir el sentido de la vida.
Es importante destacar que estas etapas no son obligatorias ni universales. Cada persona vive su duelo a su manera, y no hay una única forma correcta de doler.
Duelo complicado: cuando el proceso se bloquea
En la mayoría de los casos, con el paso del tiempo el dolor del duelo se va transformando en una forma más serena de recordar. Sin embargo, en algunos casos puede complicarse, especialmente si la persona no cuenta con recursos emocionales, apoyo social o espacios adecuados para procesar lo vivido.
El duelo complicado se caracteriza por dolor intenso y persistente más allá de los 6 meses, dificultad para aceptar la pérdida, aislamiento prolongado, pensamientos recurrentes de culpa o inutilidad, idealización extrema o rechazo de lo perdido e incapacidad para retomar rutinas o relaciones. En estos casos, la intervención psicológica se vuelve fundamental para evitar que el duelo derive en depresión, ansiedad u otros trastornos emocionales.
¿Cómo abordar el duelo desde la psicología?
La psicología ofrece diversas herramientas para acompañar y facilitar el proceso de duelo, sin acelerarlo ni bloquearlo. El objetivo es ayudar a la persona a expresar sus emociones, resignificar la pérdida y reconstruir su identidad. Algunas estrategias terapéuticas y de autocuidado:
- Validar todas las emociones: El punto de partida es comprender que todas las emociones que emergen durante el duelo tienen un propósito y merecen ser escuchadas. La tristeza, la rabia, la confusión o la culpa son normales. El psicólogo ofrece un espacio de contención donde la persona pueda hablar sin miedo a ser juzgada, lo cual ya es terapéutico.
- Acompañar el proceso de despedida: Muchas veces, el duelo se complica porque no hubo una despedida adecuada. A través de rituales simbólicos, cartas, fotografías o actos personales, se puede trabajar una despedida emocional que ayude a cerrar ciclos.
- Trabajar la narrativa personal: El duelo no solo implica aceptar la pérdida, sino reconstruir el relato interno. ¿Quién soy yo ahora sin esa persona o sin esa etapa de mi vida? En terapia se puede ayudar a resignificar la experiencia, integrando lo vivido como parte de la historia personal, no como una ruptura definitiva.
- Fomentar redes de apoyo: El duelo se vive mejor acompañado. Promover espacios donde el doliente pueda hablar (grupos de duelo, círculos de apoyo, familiares empáticos) ayuda a reducir la sensación de soledad y favorece la sanación.
- Desarrollar el autocuidado: Comer bien, dormir lo suficiente, moverse, escribir, meditar o simplemente descansar son prácticas que no “curan” el duelo, pero sostienen emocionalmente a la persona durante su proceso. El autocuidado es un acto de amor propio cuando todo lo demás parece derrumbarse.
Fuente: Melissa Santamaría. (2025, agosto 8). Comprender el duelo desde la Psicología: un camino hacia la sanación. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/comprender-duelo-desde-psicologia-camino-hacia-sanacion