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Videojuegos contra el Alzheimer: ¿pueden los mundos virtuales ayudar a preservar la memoria?

08/10/20253 Mins Read
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El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más desafiantes del siglo XXI. Con millones de personas diagnosticadas en todo el mundo, la ciencia busca constantemente nuevas estrategias para frenar su progresión. En este contexto, una herramienta inesperada ha cobrado protagonismo: los videojuegos. Diversos estudios sugieren que jugar puede ser mucho más que entretenimiento: podría convertirse en una aliada poderosa contra el deterioro cognitivo.

Cómo afectan los videojuegos al cerebro

Lejos de la visión de que los videojuegos son solo un pasatiempo, la investigación científica demuestra que estimulan áreas cerebrales clave relacionadas con la memoria, la atención y la toma de decisiones. Juegos que requieren resolver problemas, recordar patrones o reaccionar rápidamente generan nuevas conexiones neuronales y fortalecen las existentes.

El fenómeno se conoce como neuroplasticidad, la capacidad del cerebro de adaptarse y reorganizarse frente a nuevos estímulos. Esta plasticidad es especialmente importante en el caso del Alzheimer, ya que la enfermedad provoca la pérdida progresiva de estas conexiones.

Evidencia científica en crecimiento

Instituciones como la Universidad de California, la Universidad de Montreal y el MIT han desarrollado experimentos con videojuegos diseñados específicamente para entrenar la memoria y la orientación espacial. En varios ensayos clínicos se ha observado que pacientes con deterioro cognitivo leve muestran mejoras en la memoria a corto plazo y en la capacidad de concentración tras semanas de uso regular de estos juegos.

Un ejemplo destacado es el videojuego “NeuroRacer”, diseñado para adultos mayores, que logró mejorar la multitarea y la memoria de trabajo. Otros títulos, tanto comerciales como desarrollados en laboratorios, exploran la estimulación de la atención y la planificación.

Videojuegos comerciales también suman

No todos los beneficios provienen de programas clínicos. Juegos populares como Tetris, Minecraft o incluso aventuras narrativas pueden aportar estímulos cognitivos significativos. El reto está en elegir títulos que exijan al jugador recordar, planear estrategias o navegar entornos tridimensionales.

Además, la experiencia no se limita a lo mental: jugar también puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y fomentar la socialización, tres factores que influyen directamente en la calidad de vida de las personas con Alzheimer y sus cuidadores.

Una herramienta complementaria, no un sustituto

Aunque los resultados son prometedores, los expertos recalcan que los videojuegos no reemplazan los tratamientos médicos ni las terapias tradicionales. Más bien, deben verse como un complemento terapéutico, integrado dentro de programas de estimulación cognitiva bajo supervisión profesional.

La industria de la salud digital está apostando cada vez más por el desarrollo de videojuegos terapéuticos. Con el auge de la inteligencia artificial y la realidad virtual, se espera que surjan plataformas más personalizadas y efectivas. El objetivo: retrasar el avance del Alzheimer y mejorar la autonomía de los pacientes.

Fuente: noticiasdelaciencia.com

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