La calidez puede ser uno de los aspectos clave de la crianza, según un estudio reciente.
¿Te has planteado alguna vez que las caricias y los abrazos que recibiste en la infancia podrían influir en cómo te relacionas con el mundo ahora? Así es. Cada vez hay más estudios que demuestran y confirman que la crianza recibida en los primeros años de vida tiene un fuerte impacto en el desarrollo emocional y psicológico.
En este artículo te explicamos las novedades publicadas recientemente en este tema. Por un lado, hablamos sobre la importancia de la afectividad en la infancia y los efectos que se derivan tanto en el desarrollo de la personalidad como en las creencias que generamos en relación con el mundo que nos rodea. Por otro lado, explicamos qué pasa si no hemos tenido infancias llenas de muestras de afecto y cariño.
¿Por qué es tan importante la calidez en casa?
¿Qué entendemos por calidez parental? ¿Es el contacto físico suave, son las caricias verbales y los halagos? La calidez va mucho más allá de las caricias y las buenas formas. Este concepto hace referencia a la suma del apoyo, el sostén y la validación a nivel emocional, la cercanía y la disponibilidad a nivel afectivo. Los niños y las niñas necesitan recibir todos estos aspectos por parte de sus cuidadores principales de forma constante.
La calidez es una forma de cuidar y criar a nuestros hijos que se basa en el respeto. Cuando los padres pueden mostrar afecto, estar disponibles emocionalmente y sostener las emociones de sus hijos e hijas desde la compasión y la ternura se están asentando unas bases sólidas para el desarrollo emocional y psicológico de las criatura que también afecta a la forma que tendrá de ver y relacionarse con el mundo.
Ya son diversos los estudios disponibles hoy en día que demuestran que este tipo de interacciones a nivel intrafamiliar tienen efectos duraderos en las personas. Es importante tener en cuenta que esto aplica también en el polo opuesto: la negligencia, el maltrato y el abuso también dejan huella de forma prolongada en el tiempo y en el desarrollo físico, emocional y mental de la persona.
¿Qué efectos tiene en el desarrollo de la personalidad?
Un estudio publicado recientemente en American Psychologist señala que los niños y las niñas que reciben más muestras de cariño y afecto por parte de sus madres se convierten, posteriormente, en jóvenes más agradables, abiertos y responsables.
Este equipo de investigadores obtuvieron estas conclusiones a partir de llevar a cabo un estudio longitudinal realizado en Reino Unido con gemelos. Los autores sugieren que el estilo de crianza puede tener efectos duraderos en el desarrollo de determinados rasgos de la personalidad puesto que se controlaron aspectos como la genética y otros factores ambientales.
Para evaluar estos rasgos de personalidad se basaron en el modelo de «los cinco factores» —también conocido como «los cinco grandes» por su nombre en inglés The Big Five—. Así pues, observaron que las personas que habían recibido más calidez materna durante su infancia tenían puntuaciones mayores en:
- Amabilidad —relacionada con la empatía y la cooperación, entre otras—.
- Responsabilidad —vinculado a aspectos como la organización y la disciplina—.
- Apertura a la experiencia —incluye también componentes como la curiosidad y la imaginación—.
Además, también se relacionaron con puntuaciones menores en neuroticismo. Toda esta información sugiere que las experiencias en la infancia, en este caso la calidez recibida por parte de los cuidadores, impacta directamente en quienes somos. Tener padres y madres disponibles emocionalmente, que puedan validar y sostener las emociones de los niños y las niñas favorece que desarrollen una personalidad resiliente, flexible y socialmente adaptativa.
La calidez también influencia en la forma que tenemos de ver el mundo
Si la calidez que se brinda en el hogar puede impactar en algo tan importante como la personalidad, podemos intuir que también va a abarcar otros ámbitos del desarrollo. Y así es. Las experiencias vividas en la infancia están directamente relacionadas con las creencias que las personas generan sobre el mundo que les rodea.
Este aspecto es especialmente importante puesto que las creencias suelen funcionar como filtros —inconscientes en su gran mayoría— mediante los cuales interpretamos la realidad. Un equipo de investigadores estudió en 8 países diferentes cómo las experiencias tempranas predicen las primeras creencias que hacemos sobre el mundo en la adultez temprana.
En concreto estudiaban lo que se conoce como las creencias primales —primal world beliefs en inglés—. Este concepto hace referencia a las ideas básicas que tienen las personas sobre la naturaleza del mundo. Por ejemplo, ¿siento que el mundo es un lugar generalmente seguro, bueno, comprensible…?
Los resultados de esta investigación sugieren que aquellas personas que han experimentado calidez en la infancia, apoyo social y bienestar emocional tienden a desarrollar creencias más positivas sobre el mundo. La crianza respetuosa es un aspecto clave para considerar el mundo un lugar seguro. Estas asociaciones fueron consistentes entre los diferentes países, aunque se observaron diferencias culturales.
Por el contrario, aquellas personas que habían crecido en entornos que les habían brindado menos calidez parental y apoyo emocional tendían a desarrollar visiones más pesimistas y desconfiadas del mundo. Sin duda, la forma en que interpretamos el mundo está muy vinculada con la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno.
¿Qué sucede si hemos crecido en entornos poco cálidos a nivel afectivo?
Lamentablemente, no todas las personas han crecido —o crecen— en entornos donde se les brinda calidez, apoyo y sostén emocional. Ya hemos visto que la ciencia nos confirma que estás experiencias impactan directamente en su desarrollo emocional y psicológico tanto a corto como medio y largo plazo.
Sin embargo, es importante que no interpretemos estos resultados como sentencias que determinan un destino inalterable. Si bien es cierto que la infancia temprana deja una huella considerable en el desarrollo, el cerebro humano es muy plástico y tiene una capacidad impresionante para adaptarse a situaciones nuevas y a los cambios.
Ambos estudios sugieren también que se pueden llevar a cabo diferentes intervenciones (terapia, consciencia emocional, establecimiento de vínculos seguros en la edad adulta, crear una red de apoyo que brinde sostén y confianza, etc.) que van a permitir modificar los patrones aprendidos en la infancia.
Fuentes: Nerea Moreno. (2025, mayo 14). Un estudio muestra cómo la calidez paternal influye en cómo llegamos a ser personas adultas. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/desarrollo/calidez-paternal-influye-como-llegamos-a-ser-personas-adultas