El término «placebo» proviene del latín placēbō, que significa “complaceré”, y hace referencia a cualquier sustancia o intervención sin acción farmacológica que, sin embargo, puede inducir un impacto positivo en la salud del individuo cuando este cree en su eficacia. Desde la perspectiva médica, el efecto placebo es el resultado terapéutico observado tras administrar un tratamiento inerte, como una pastilla de azúcar o una cirugía simulada, que no contiene principios activos por sí mismos.
Mecanismos neurobiológicos del placebo
Numerosos estudios han demostrado que el placebo desencadena la liberación de neurotransmisores como la dopamina y las endorfinas en el cerebro, lo que puede reducir la percepción del dolor y generar sensación de bienestar. Por otro lado, la neuroimagen ha identificado al córtex cingulado anterior como una de las regiones clave que modula la anticipación de recompensa y el alivio del dolor mediado por placebo, estableciendo conexiones con receptores opioides endógenos. Incluso en casos de placebos “de etiqueta abierta”, donde el paciente sabe que está recibiendo un tratamiento inactivo, se ha evidenciado actividad en estas mismas redes cerebrales, lo que sugiere que el simple ritual terapéutico y la explicación del médico pueden bastar para desencadenar respuestas fisiológicas reales.
Expectativas, condicionamiento y contexto terapéutico
La sugestión y las expectativas del paciente son pilares del efecto placebo: cuanto mayor es la confianza en el tratamiento y en el profesional de salud, más probable es que se produzca una mejoría. El condicionamiento clásico —asociar repetidamente un estímulo neutro con uno activo— también potencia el placebo: tras varias dosis de un fármaco real, administrar luego una pastilla de azúcar puede generar la misma respuesta, al esperar el cuerpo el efecto conocido.

El placebo en ensayos clínicos
En los ensayos de doble ciego, una parte de los participantes recibe el fármaco experimental y otra un placebo idéntico; ni médicos ni pacientes saben quién recibe cuál, lo que ayuda a aislar el efecto farmacológico real de las mejoras debidas a expectativas. La ‘respuesta al placebo’ engloba tanto el efecto placebo como otros factores —curación natural, regresión a la media, efectos de estudio— y la diferencia entre esta respuesta y la ausencia de tratamiento se denomina ‘efecto placebo’ estrictamente hablado.
Aplicaciones clínicas y consideraciones éticas
El uso de placebos fuera de la investigación clínica se limita a situaciones muy concretas, como cuando no existen terapias efectivas o cuando se acompaña de una intervención psicoterapéutica, siempre que medie un consentimiento informado adecuado. El principal dilema ético radica en el engaño: ocultar al paciente que recibe un tratamiento inactivo puede vulnerar la confianza médico–paciente y el derecho al consentimiento plenamente informado; por ello, crece el interés por los placebos de etiqueta abierta, que evitan el engaño sin perder eficacia.
Fuente: noticiasdelaciencia.com